CONOCEMOS EL PAISAJE PROTEGIDO DE LA ISLETA
El jueves 17 de diciembre, el alumnado de 2º de Bachillerato de la asignatura de Geografía, pudo acercarse al conocimiento de uno de los espacios naturales más destacados de Gran Canaria: el Paisaje Protegido de La Isleta. Esta actividad se enmarca dentro del Proyecto Educativo "La Azotea", que pretende acercar al alumnado de todos los niveles educativos, los variados aspectos de nuestro patrimonio (cultural, natural, social, ...) que encierra el barrio de La Isleta.
Partiendo del Instituto, que se levanta sobre las coladas volcánicas que conformaron la península de La Isleta, hicimos un recorrido desde la Montaña de Las Mentiras, junto al propio centro, hasta los Altos del Confital.
Se pudo apreciar sobre el terreno los variados aspectos que conforman la geomorfología de la zona, así como diferentes aspectos de su biodiversidad, el patrimonio arqueológico y su singular valor paisajístico.
Estos días de "primavera" que estamos teniendo en pleno mes de diciembre, permitieron disfrutar de una jornada de trabajo en plena naturaleza, con unas estupendas vistas de buena parte de la isla y de la playa del Confital.
Como cierre de la visita, en lo alto de la Montaña del Confital leímos el poema de Alonso Quesada, Tierras de Gran Canaria, sin duda un hermoso lugar y una hermosa despedida.
TIERRAS DE GRAN CANARIA
Tierras de Gran Canaria, sin colores,
¡secas!, en mi niñez tan luminosas.
¡Montes de fuego, donde ayer sentía
mi adolescencia el ansia de otros lares!...
Campos, eriales, soledad eterna;
--honda meditación de toda cosa---.
¡El sol dando de lleno en los peñascos
y el mar... como invitado a lo imposible!
¡Todos se han ido! Yo, desnudo y solo,
sobre una roca, frente al mar, aguardo
el mañana, ¡y el otro!...
¡Horas amadas
no nacidas aún! Ansias secretas
de esa perfecta orientación humana...
Tierra de amor, en lejanía --siempre
llena de luz para mis ojos crédulos--,
en esos campos sin color, mi alma
tiene el eco engañosos del Desierto...
En el azul están mis ideales
tan invisibles como las estrellas
en este atardecer... ¡Y sin embargo,
ahí brillando están eternamente!
Campos de Gran Canaria, sin colores,
¡secos!, en mi niñez tan luminosos...
¡Montes de fuego, donde ayer sentía
mi adolescencia el ansia de otros lares!...
Soledad, aislamiento, pesadumbre...
El corazón siempre en un pequeño misterio
y el alma sobre el mar ¡blanca!... ¡El velero
que no pasa jamás del horizonte!...
